En una ceremonia solemne y privada en la basílica de San Pedro, en el Vaticano, se selló el féretro del papa Francisco. El rito lo presidió el cardenal camarlengo Kevin Farrell, luego de concluir la capilla ardiente que reunió a más de 250 mil fieles durante tres días.
El cuerpo de Francisco fue expuesto en un ataúd de madera, rompiendo con el protocolo tradicional que mostraba a los pontífices sobre un catafalco, como ocurrió con Benedicto XVI.
Durante la ceremonia, un velo blanco cubrió el rostro del pontífice. Posteriormente, se bendijo su cuerpo con agua mientras se elevaban oraciones por su alma.
Dentro del féretro se depositó una bolsa que contenía monedas y medallas conmemorativas de su pontificado, además de un tubo metálico que resguarda el acta oficial en latín. Este documento resume la vida y el legado de Francisco, destacando su sencillez, cercanía con los marginados, su defensa del medio ambiente y su lucha contra los abusos en el seno de la Iglesia.
El acta fue leída por el maestro de ceremonias Diego Ravelli y firmada por los cardenales Giovanni Battista, Pietro Parolin y Mauro Gambetti.
Una vez concluido este acto, se colocó la tapa de zinc con una cruz, el escudo papal y una placa donde se inscribieron su nombre, su fecha de nacimiento y la de su elección como papa. La caja recibió también los escudos del camarlengo, de la Casa Pontificia y de otras oficinas vaticanas, para luego ser cerrada dentro del ataúd de madera.
Frailes franciscanos se encargarán de velar el cuerpo del pontífice hasta el funeral programado para el sábado 26 de abril. Se espera la presencia de delegaciones oficiales de 130 países.
El entierro de Francisco tendrá lugar en la basílica de Santa María La Mayor. El féretro será trasladado en cortejo fúnebre por las calles de Roma, en un recorrido que permitirá a los fieles despedirse del primer papa latinoamericano.